Estos elementos arquitectónicos también llamados "Peirones o Pilarets" y con una forma a modo de torre y de muy distintos tamaños, los podremos encontrar por muchos lugares de nuestra geografía aragonesa ademas de haber muchos y muy diseminados por nuestra mágica piel de toro.
La función de estas pilastras era para indicar desde lejos edificios religiosos, ya fuesen iglesias, cementerios, abadías y hospederías, haciendo casi mas una labor de "faro" para quien buscase cualquiera de estas opciones, ya que según su tamaño, algunas poseían (las mas grandes) autenticas hogueras en la parte mas alta, pudiendo ser vistas desde mucha distancia. Las mas pequeñas, ademas de poseer algún motivo religioso, contenían una vela o cirio encendidos en perpetuidad, haciendo estas casi mas una labor de pequeño altar que de "faro" para los feligreses, siendo estas ultimas mas asiduas de los cruces de camino y a modo de crucero (sin llegar a serlo).
En el camino de Santiago que discurre por Aragón podremos encontrar varias de estas edificaciones, algunas de las cuales de considerable altura, estas ultimas las solían poseer las hospederías y algunas abadías que acogían a los peregrinos, en un afán de guiarlos en la noche y mostrarles el camino para llegar a ellas, mientras que las pequeñas aveces se encontraban en los cruces de camino para indicar al caminante la dirección a seguir.
A partir del siglo XIV fueron reemplazándose poco a poco por simples capillas encaladas, dándoles mas una función de capilla y de oratorio que de linterna de muertos.
CURIOSIDADES.
Las linternas que se encontraban situadas junto a los cementerios y según las creencias de las gentes, eran para guiar a las almas perdidas y conducirlas de vuelta al cementerio para reposar eternamente. Estas eran encendidas durante unos días después de haber habido una defunción en la comunidad y como ya digo para guiar al espiritu del muerto hasta el cuerpo yacente. La otra variante era cuando habían apariciones de animas a algún vivo, pues entendían que esta no descansaba en paz por no encontrar su camino para descansar, por lo que encendían el peiron para guiarla y hasta que desaparecía.
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