El solsticio invernal, con su gran cantidad de tradiciones
populares y milenarias, es quizás la parte del año que pasa más desapercibida
en cuanto a sus celebraciones, pero que en contraposición es la que más
cantidad tiene, ya que las que se mantienen vivas siguen celebrando sus ritos
de la misma manera que hace cientos de años atrás.
Estos festejos ancestrales que tan arraigados están en el
sentir de sus gentes, tienen un nexo común que es el fuego, ya que este
elemento está presente en todas estas celebraciones lúdicas, al igual que todos
estos actos se encuentran cristianizados conviviendo con las raíces paganas de
cada uno de ellos y siendo esta ultima parte la que le confiere a estas
celebraciones todo el colorido y vistosidad de que se rodean.
Son tiempos de juntarse todos entorno al fuego y esperar
estaciones más benignas y que la naturaleza resurja de su letargo invernal. Por
ello la función mágica de las hogueras es recordar a la naturaleza que la
primavera llegara, y con el calor del verano las gentes recogerán los frutos
ansiados que les ofrecerá la madre tierra, en una clara lectura que las gentes
esperan con anhelo ese calor del verano simbolizado por la gran hoguera
crepitante situada en lo más intimo de cada población.
Este espacio de tiempo mágico lo enmarcamos desde el 25 de
diciembre, fecha de la natividad del Señor (nacimiento de Jesús según la
iglesia católica) o en contraposición día de exaltación del dios romano Saturno
(dios de la agricultura y benefactor de las cosechas) hasta el día 2 de febrero
día de la Candelaria, fiesta según algunos estudiosos de origen romano, donde
era conocida como la fiesta de los “lupercales”. Era una forma encubierta de
atrapar la luz y llevársela a sus casas, para que de esta forma bendijese sus
moradas, moradores y mantener vivo el recuerdo del verano.
En estas multitudinarias celebraciones ritualizadas
encontraremos puntos en común entre todas ellas, como puede ser la bendición de
las personas y animales domésticos así como cosechas, y todo ello reunidos en
torno al fuego crepitante. Grandes hogueras que se encendían en la zona más
importante de cada población como puede ser la plaza mayor, lugar de encuentro
de todos los vecinos donde el calor del fuego en tiempo de frio reconfortaba y
unía más si cabe a los vecinos en la celebración de estas fiestas.
Repasemos y pasemos de puntillas por algunos de estos antiguos
ritos, dado la gran cantidad de estos festejos existentes en toda nuestra
geografía aragonesa y como ejemplo de ellos, nombraremos algunas de estas
fiestas, invitando al lector a que sobre todo las vivencie in-situ ya que son
muy ricas antropológicamente hablando y muy sentidas y vividas por las gentes
de cada rincón aquí elegido.
Sin ir más lejos, nos acercaremos a la comarca del Matarraña
(Teruel) donde entorno al fuego que arde en grandes hogueras en las plazas de
cada uno de los pueblos de esta bonita comarca y en la fecha del 17 de enero festividad de san
Antón, sus gentes bendicen los animales domésticos y se sueltan Les diableres (las diablesas) o los diablets (los diablillos) según los
pueblos de esta comarca y que son personas vestidas de demonios que rondan alrededor de la hoguera haciendo
las delicias de los más pequeños que los utilizan a modo de cabezudos, llenando
el lugar de gritos y risas, haciendo olvidar el frio invernal. En esta misma
comarca, en la población de Mazaleón, sus gentes dan lo que llaman como los tres tombs, (las tres vueltas) para
poder recibir la bendición del sacerdote. En La Portellada en esta misma comarca,
otros diablos sacan lo que se viene a decir como los llangostos de foc (langostas de fuego), en clara alusión a los
míticos dragones que esculpían fuego por la boca y a modo de los populares corre focs que también entretienen a
los más pequeños. O en el valle de Chistau (Huesca) también para la festividad
de san Anton, donde el sonido de las esquillas que hacen sonar los mas jovenes
no dejan dormir a ningún vecino, en clara alusión e invitación a mantener una
permanente vigilia para no dejar escapar
el verano además de mantener a raya a los malos espíritus con los sonidos
estridentes de las esquillas. El 20 de enero en la comarca del Bajo Aragón se
celebran las fiestas en honor a los santos Sebastián y Fabián, como ejemplo, en
la población de Castelseras tienen la fiesta del rodat que consiste en dar vueltas alrededor de la gran hoguera
existente en la plaza de este pueblo, de tal modo que cuando el fuego alcanza
su máximo apogeo, las gentes tienen que dar un giro entorno a la hoguera lo más
cercano del fuego posible, prácticamente pisando las brasas, cosa que es casi
imposible, dado el calor existente. Quien lo consigue se le concede la
bendición o gracia especial y antaño era el encargado de cantar la primera jota
en honor a los santos. En la población de San Julián de Basa (Huesca) esa misma
noche sus gentes, recogen de la hoguera con sus propias manos desnudas un trozo
de brasa, el más grande que puedan coger y mantener en sus manos, mientras
rezan a los santos para que los guarden de todo mal durante todo el año,
terminado el rezo, devuelven el tizón al fuego. En Morata de Jalón (Zaragoza)
se encienden en las puertas de las casas unas hogueras donde se queman cosas
viejas y saltan las hogueras como rito de protección del hogar y las cosechas.
Es bien sabido que para las culturas del norte de Europa que se asentaron en la
península, los giros alrededor de la hoguera se ejecutaban como un rito de
purificación y protección para aquel que lo realizaba. El 25 de enero, día que se celebra la conversión
de san Pablo, en muchos pueblos de Aragón se baila alrededor de la hoguera y
los nacidos en ese día imponen sus manos a los vecinos que se lo piden, ya que
existe la creencia que poseen el don de curar y proteger sobre todo tipo de
picaduras venenosas.
Como puede apreciar el lector, el fuego es el protagonista
de lujo en gran cantidad de pueblos de nuestra geografía aragonesa, donde las
fiestas paganas cristianizadas, no han perdido las raíces de su verdadero
significado y que sus gentes se obligan a recordar año tras año cuando llegan
estas frías fechas de invierno.