Admirar un templo como el de san Juan de Busa, ubicado en el valle de Tena es un auténtico privilegio para aquellos que como yo, se quedan fascinados con estas construcciones románicas, donde la piedra cobra vital importancia y los símbolos grabados sobre los muros del templo, nos hablan de ciertos secretos ocultos, solo destinados a aquellos que saben leer entre líneas.
Este pequeño templo, construido en estilo románico - lombardo y con ciertas reminiscencias mozárabes, se construye allá por el siglo XI, dejándolo inacabado sin saber muy bien por que, ya que de estar proyectado para tener un ábside de bóveda de cañón, pasó a concluirse con una cubierta de un extremo al otro con techumbre de madera.
Los secretos que encierra este templo, los podremos encontrar entre otros sitios en su portada. Aunque su puerta está carente de tímpano por posibles expólios, nos queda cierta información en el arco de entrada, donde se muestran unos garabatos a ojos de los profanos, pero que tienen mas interés de lo que nos pueda parecer.
Lo primero que tendremos que hacer es fijarnos en un grabado por el perímetro del arco de acceso que va formando como pequeños arcos fuera de toda simetría y sobre uno de ellos y para nada centrado, aparece una pequeña espiral grabada en la piedra. Esta marca según el estudioso de la universidad de Zaragoza J. Francisco Esteban Lorente, nos está hablando de movimientos estelares, es decir, los epiciclos del planeta Júpiter en su constante movimiento por los cielos nocturnos en conjunción con el sol, representado por la pequeña espiral grabada, ademas de estar, según marcan los entendidos, en un alineamiento con los planetas Saturno y Venus, es decir, estamos delante de un stellium, que nos marca una fecha en el calendario, que no es otra que el 1 de abril del año menos 6 de nuestra era, es decir, supuestamente nos marca la fecha de nacimiento de Jesucristo, cuando en los cielos reinaba el símbolo de piscis.
También aparece por debajo de esta línea grabada en la parte superior del arco de la puerta de acceso, unos motivos aparentemente decorativos, sin sentido aparente. Los estudiosos de este templo han podido descifrar estos símbolos de corte cúfico donde la lectura que dan es una alabanza a Alá. El mensaje reza así: LA ILAHA IL LA LAH, que significa: No hay otro Dios como Alá. No deja de ser curiosa una alabanza musulmana en un templo cristiano, a buen seguro, plasmada por los constructores mozárabes que levantaron este templo.
En el día de san Juan, acontecían varios fenómenos curiosos en este templo y sus cercanías. Uno de ellos era la asoleación que se produce en la tarde noche del día de san Juan, cuando en el ocaso, los últimos rayos del sol que están a punto de ocultarse por detrás del horizonte, entran por el vano lobulado de los pies de la nave que está orientada al oeste, para incidir en el altar mayor, mientras se celebra la eucaristía vespertina. Esa misma noche y madrugada, las gentes de la zona, venían a sanjuanarse a este lugar, haciéndolo de una forma curiosa. Aquí en san Juan de Busa, el acto mágico de sanjuanarse se realizaba revolcándose sobre la hierba del prado anexo al templo en el momento que el rocío de la noche empapaba la hierba del suelo.
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