Nuestros ancestros, tuvieron siempre la creencia generalizada del poder fecundante de las rocas. A caballo entre grandes chacras naturales y agujas de acupuntura de la madre tierra, eran punto de reunión o de veneración de todo el poblado. Allí se decidía las cosas concernientes a la comunidad, se celebraban ritos de matrimonio, fecundidad y hasta juicios. Las grandes piedras estaban muy presentes en la vida cotidiana de aquellos primitivos pobladores.
En la pequeña urbe de Monzon (Huesca), capital de la comarca del Cinca medio, nos encontraremos en sus cercanías una gran roca totalmente trepanada a modo de estantería rupestre que se halla situada junto al santuario de la Virgen de la Alegría.
Esta impresionante pared conocida como la farmacia, (también se la conoce como la paridera) la situaremos en tiempos pre cristianos, donde el culto a la tierra y a la naturaleza en general, hicieron que nuestros antepasados centraran sus ritos en el poder de fecundación de las grandes moles pétreas, al entender que estas estaban en intimo contacto con la madre tierra.
Se cree que estas oquedades eran empleadas para guardar semillas de un año para otro, con el fin de que la gran roca facilitara la energía telurica suficiente para que las semillas allí depositadas tuviesen un gran poder fecundante al ser plantadas y así mejorar las cosechas.
Otra de las hipótesis es que en estos pequeños agujeros, se hicieron para albergar las cenizas de los fallecidos y servir de columbario o cementerio, o simplemente de lugar de ofertorio donde llevarían los exvotos. Sea cual fuere su utilización, podremos observar la importancia que tenían las rocas para nuestros antepasados.
Para llegar a Monzon, saldremos de Huesca capital por la A-22, trascurridos 60 km, nos encontraremos con la población de Monzon.
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