En la población de Sesa (Huesca) perteneciente a la comarca de la Hoya de Huesca, Nos encontramos con algunas cuevas labradas por nuestros ancestros y dedicadas al intimo y especial rito de la fecundidad. Estas cuevas fecundantes o condensadores de energía telurica, constituyen un fenómeno muy singular y poco documentado en las que la mano del hombre ha sido parte inplicita en su construcción tallando en grandes rocas unas cavidades con unos diseños muy singulares y casi siempre dándoles unas formas que nos podrían recordar al aparato reproductor femenino, para que con la forma de estas oquedades poder simular el hecho concreto del parto, ya que estas singulares cuevas tienen unos accesos mas bien estrechos para aparentar el instante del alumbramiento, todo esto justo en el momento en el que la mujer sale de esta cueva después de pasar un tiempo indeterminado en su interior, para que el poder de la roca o energía telúrica la ayudase en su futura procreación. Nada mas especial en este sincretico acto, que la intimidad de la mujer infertil en las entrañas de la roca, o con lo que se suponía que era el útero de la madre tierra, rica en fertilidad por todos los frutos que ofrecía al hombre. Se ha dado el caso en algunas de estas cuevas que también eran traídas aquí hembras de animales domésticos para que la naturaleza inculcara esa función procreadora y fértil en estas criaturas.
Esta cueva se encuentra en el camino viejo de Huesca y muy cerca de una necrópolis medieval llamada igual que la cueva. Una vez en la población de Sesa, la cueva se encuentra fácilmente, ya que esta indicada con carteles que te conducen hasta la misma boca de la oquedad.